viernes, enero 21, 2005

Quizá no es la mejor noche...

Sentado bajo la noche estrellada, con aquella grama húmeda brotando ese olor característico... (hace frío)... y lo único que se escucha es un saxo tenor, tocando una balada suave, sabrosa, que inspira a cualquiera... Say it, de John Coltrane.

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Que curioso... aquella época, dónde estos músicos realizaron sus obras maestras llenas de ese ingrediente único, melodías espectaculares y otras cosas que sólo cuando se logra escuchar lo que está oculto en sus obras se logra entender. Y muchos, como Trane, vivieron en esa época en la que el racismo estaba en pleno auge (claro que el Jazz y el racismo casi que van de la mano...), problemas de drogas, etc... pero con todo y esto, pudieron componer con el corazón; o por lo menos es lo que emana su música.

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Un saxo independiente al que le sigue el piano tocando las escalas posibles para hacer de todo el ambiente el mejor lugar. Parecen pareja, aunque cada uno va por su lado... y cuando se juntan... no existen palabras!

Uno escucha esas canciones y se transporta a otros mundos. Así como dirían los hippies: donde todo es "paz y amor". Puede que te lleguen recuerdos... "buenos" recuerdos, ya que los malos distorsionarían el ambiente.

Todo esto va sucediendo en aquella noche... y sólo faltas tú.

Se acaba la música, todo vuelve a la normalidad... las estrellas brillan, aunque un poco menos que antes... todo fue como un concierto, y acaba de terminar. Muy bueno para durar mucho!

Para la próxima quizá ponga la canción a que se repita varias veces para inspirarme un poco más, y disfrutar de otras cosas más interesantes.


"I want to live a truly religious life, and express it in my music. If you live it, when you play there´s no problem because the music is a part of everything... My music is the spiritual expression of what i am - my faith, my knowledge, my being."
- John Coltrane
Cada loco con su peo!

Frases que me inspiraron hoy!

Algunas que quisiera compartir...

"Amar sin ser amado es como limpiarse el culo sin haber cagado"
"Las oportunidades son puertas sin abrir"
"Si sólo te preocupas de seguir a los demás, jamás les adelantarás"
"El nueve, no es sino un seis que se superó a sí mismo"
"Que una relacion cambie no significa que finalice"

Cada loco con su peo!

viernes, enero 14, 2005

A media sonrisa...

Ella parada frente a él... puro silencio... miradas que se cruzan y se van, nadie más habitaba en aquel lugar. La tensión aumentaba cada vez más, pasaba el tiempo y ninguno de los dos hablaba... ella tenía la mitad de una sonrisa dibujada en sus labios, mientras la otra mitad no soltaba ninguna pista que permitiera descubrir sus pensamientos.

Pasan los minutos, miradas penetrantes, un poco de roce con las manos y algunos suspiros, él decide poner fin al silencio... esperando decir algo más bello que el propio "sin sonido" del momento. Convencido, se lanza a ese abismo oscuro en el que no se divisa ni el propio comienzo... pero esperando que el final del mismo, sea el que siempre ha conocido o el que alguna vez conoció.

Unas últimas miradas en silencio... él abriendo la boca para soltar sus primeras palabras... y de pronto, se detiene... no sabe si es correcto... tanto pensarlo y no lo dice... ¿qué está pasando?... ¿por qué no habla y dice lo que siente?... ¿es mejor esperar un poco?... ¿el silencio está hablando por él o él está hablando con el silencio?, ¿está dejando el lugar a las dudas?

No lo sabe... pero después de algunos intentos, e intentando de que ella no perciba el miedo -a pesar de que los dos saben que ese miedo, nerviosismo, tacto, delicadeza, "con cuidado", se encuentra con ellos en ese momento- se ven a los ojos, ella vuelve a sonreír (hundiendo un poco el cachete), él la admira, la idolatra, nadie sonríe como ella... nadie habla con ese tono de voz que lleva a las nubes a cualquiera; y cuando canta... hay! cuando canta!!! esa voz tan delicada se convierte en melodía, caricia, cariños... lo envuelve y lo descontrola... voz única, sensual, perfecta para él. Decidido por esa "seña" desprendida por una media sonrisa y... ella se mueve! cambian los planes... no sabe qué pasó, ¿se va?, ¿se queda?, ¿está nerviosa?...

En ese momento se le acerca un poco a él con el movimiento más lento que pueda dar... y se crea un primer contacto entre los dos. Cambia el mundo, los colores, la lluvia se detiene, se despeja el cielo, la luna ilumina el momento, cambian las caras, los sentimientos, los pensamientos... juntos sonríen, por fin, con la sonrisa completa, sin necesidad de cortarla, sin hipocresias, sin riendas, sin ningún complejo... y se dejan llevar por el momento, ese momento tan esperado por cada uno de ellos.

Los dos querían que llegara el momento, y sucedió al fin. Pensaban que no iba a suceder... pero el silencio era parte de esa unión. Se necesitaba del precioso silencio para que pudieran unirse las palabras y las caricias. Tan solo una mirada... eso era todo, eso era todo...

Cada loco con su peo!

lunes, enero 10, 2005

Sopas de letras... o letras en sopas?

Sólo escribo lo que mis dedos marcan en este momento... lo que me inspira, cual escritura automática; sin predicciones ni bocetos. Así es más hermoso, más natural, más fresco.

Pensando, y creo que lo comenté en algún post anterior... los sentimientos son los que más valen! Está bien que existe la razón, le damos peso a lo que pensamos... pero los sentimientos están en todo lo que hacemos... hasta escribiendo estas letras.

No quiero escribir sobre cosas que todos saben y conocen. No quiero escribir sobre lo que no se conoce... no quiero escribir y quiero escribir a la vez.

Me imagino una sopa de letras en un gran plato blanco... éste es tan profundo que no se puede distinguir su fondo... ni siquiera sé si lo hay; no lo hay. Hay muchas letras de todo tipo, y mucho caldo caliente que las rodea... en este momento, una cuchara mueve la sopa... trata de enfriarla un poco. Sin conseguir su cometido, logra mezclar todas las letras de una manera que no tienen sentido y lo tienen a la vez. Logra que salgan estas palabras queriendo expresar tantas cosas y quizá plasmando más de lo debido, aunque imperceptible para algunos.

Esa es una de las maravillas de los sentimientos... no todos los perciben de la misma manera. Y nunca tiene el mismo sentido; ya sea el momento, el tiempo, el lugar o cualquier nombre estúpido que se le haya podido inventar.

Lo que nos hace "algo" parecido a todos, desde mi punto de vista, es que todos tenemos esa sopa de letras... algunos con más letras, otros con menos... algunas calientes, otras muy frías... algunas en plato hondo, otras sin cuchara que las mezcle.

Cada loco con su peo!

"Si te besan y te dicen que te quieren... nunca pienses que te dicen la verdad; porque hay mujeres y hombres que te besan sin querete y otros que te quieren sin besar"
Anónimo

... y sí, seguiré escribiendo... eres mi inspiración.

domingo, enero 02, 2005

En todos lados...

Caían las gotas en el jardín... todo estaba nublado, hacía frío. La neblina invadía la habitación y se podía escuchar las notas que desprendía el piano de cola en aquel salón. Aquella composión cumplía con el equilibrio del momento, notas frágiles... Cada vez llovía más fuerte sobre el jardín... cada vez había menos visibilidad, pero podía seguir observando tu silueta... delicada... tus curvas... como olas cuando el viento las lleva...

Las gotas salpicaban cerca de la ventana, pero seguías dormida... nada te alejaba de ese profundo sueño. Sólo respirabas muy suave, con tus ojos cerrados, tus manos casi juntas, pero más alejadas. Y tu... en esa posición firme y segura, aunque muy tierna y delicada.

Al bajar las escaleras y entrar al salón donde se encontraba aquella melodía, te vi... estabas de espaldas y tocando el piano con tus dulces manos... se movían con lentitud, pero cada uno de tus dedos continuaba luego del otro. Con tu pie derecho llevabas el ritmo de Somewhere in time... esa fue la canción que tanto te costó aprender, pero que lo hiciste rápido y cuando la aprendiste, me la dedicaste en un concierto en aquél salón.

No quise molestarte... quería que continuaras y que no pararas de tocar. Cerré con cuidado la puerta del salón para no despertarte y caminé lentamente, sin hacer mucho ruido, hacia aquel sofá cerca de la chimenea... donde me esparabas para escucharte tocar el piano. Al sentarme junto a ti, sin hacer mucho ruido, me pasaste tu brazo por mi espalda, y por debajo de mi camisa, comenzaste a rascarme la espalda muy suavemente con tus dedos... te acercaste a mi oido y me preguntaste con un leve susurro si me gustaba mi canción. No te conteste en voz alta para no desconcentrarte, pero sólo con mi mirada te sonreíste y me mostraste una vez más ese brillo en tus ojos, el que desprendes cuando estas felíz.

Al terminar de tocar esa bella canción, suspiraste con gran fuerza... abriste los ojos y te diste cuenta de que seguía lloviendo allá afuera. Te quedaste un rato más acostada en aquella cama, aquella cama que, la noche anterior, fue testigo de un nuevo relato de amor. Bajaste de la misma y decidiste bajar al salón, donde habías dejado de tocar y donde te encontrabas conmigo en el sofá cerca de la chimenea.

Al llegar allí abriste la puerta, estabas buscándome... pero no me viste... sólo había dejado la chimenea prendida. Entraste para aliviar un poco el frío que quizá haya sido una de las razones del por qué dejaste la habitación. Al sentarte en el sofá cerca de la chimenea escuchabas aquella canción que tomamos para nosotros... comenzaba y sonreías... al voltear me viste de espalda en el piano de cola. Sabía que estabas allí escuchándome y eso me hacía más feliz... te la estaba dedicando en ese momento... al fin me la había aprendido para tocartela y era el momento perfecto.

Al terminar la canción me abrazaste por la espalda y me di cuenta de que tus manos ya no estaban frías... me dijiste que te había encantado la canción y me besaste con aquellos labios delicados que sólo eran tuyos... aquellos labios que me habían enamorado, carnosos y exquisitos. Me paré de la silla, tapé el piano y fui al sofá donde me estabas esperando desde que me hiciste cariñitos en la espalda. Al sentarme junto a tí, sólo recostaste tu cabeza en mi hombro, me rodeaste con tus manos y cerraste los ojos. Quedaste dormida en el sofa, conmigo a tu lado.

Justo en ese momento entraste al salón, apagaste la luz para no despertarte y me diste un beso de buenas noches... paró de llover... y quedamos dormidos en el sofa, pero con la alegría de habernos dedicado aquella canción, donde cuenta una historia que dice que tú estás en todos lados, en algún lugar del tiempo.

Cada loco con su peo!