jueves, mayo 05, 2005

¡¿Te puedo preñar con mis palabras?!

Tan sólo una palabra puede cambiar muchas cosas... la manera en que hagas las cosas, pienses o hables.

Una palabra basta para cambiar algo. Claro, todo depende de la manera en que se interprete esa palabra. De esto surge una definición algo curiosa:

Palabra preñada:
f. Dicho que incluye en sí más sentido que el que manifiesta, y se deja al discurso de quien lo oye.

Si vemos esta definición, pienso que podemos decir que todas nuestras palabras están preñadas... ¿o no?. ¿Cuántas veces uno dice algo y la otra persona interpreta todo lo contrario, o algo completamente distinto a lo que uno quería expresar? (sin importar si lo dices bien o mal... causa confusiones!!!). Esto es más común de lo que creemos y sucede a cada segundo en todas partes del mundo y en todos los idiomas.

Pero esto no es lo más importante.

Lo curioso, en cuanto a las actitudes que toman las personas, es que a veces o la mayoría de las veces, no se dan cuenta de que sueltan estas palabras que son más propensas a ser palabras preñadas. Sueltan estas palabras y éstas se acercan hasta nosotros; la escuchamos; analizamos la oración completa (aunque a veces no damos tiempo a esto y respondemos sin entender lo que nos dicen. Pero este no es el momento de hablar de eso); entendemos (a nuestra manera - y es justo aquí dónde se puede calificar a estas palabras si están preñadas o no lo están). Luego, damos respuesta a la comunicación.

Es justo en este momento, la respuesta, cuando uno se puede dar cuenta si la persona entendió bien o mal el mensaje. El receptor de los mensajes puede expresarse de distintas maneras... muchas veces cuando el mensaje es mal entendido, o no medimos el tipo de palabra que utilizamos, tendemos a reaccionar de una manera inesperada en cuanto al ambiente de la conversación (distinto a que si hubiésemos entendido todo correctamente!).

Pues sí... muchas veces suceden estas cosas. Se emite una palabra, la entendemos con un significado distinto al que el emisor deseaba, ya que éstas palabras tienen más de un sentido y se deja a la interpretación del receptor (véase: Palabra preñada - www.rae.es), y reaccionamos de manera distinta a la esperada.

¿No sería entonces correcto que intentáramos utilizar las palabras precisas en donde deberíamos utilizarlas, y a la vez complementarla con otras palabras para no dejar que se malinterprete todo?, y quizá, hasta preguntar si se entendió lo que se dijo para no dejar cabos sueltos...

Las reacciones que tengamos, y que se vean incoherentes, quizá serán las más ciertas y la otra persona ni siquiera se dará cuenta el por qué... y quizá se lo preguntará toda la vida o simplemente cerrará ese capítulo diciendo: que lástima que respondió de esa manera... o terminará con una cara de asombro sin conocer nunca lo que en verdad sucedió... lo que en verdad causó... lo que en realidad hizo!!!

"Hablar sin pensar es como disparar sin apuntar"
Hebert

Cada loco con su peo!